La polémica por los viajes al exterior que sacudieron a La Cámpora en medio de las restricciones al turismo externo no alteró los planes de Martín Guzmán. Es lógico: el ministro de Economía no tiene previsto tomarse vacaciones. Las negociaciones con el FMI lo tendrán ocupado como mínimo hasta fines de marzo, el momento más crítico después de las próximas semanas.
En medio de la sangría de reservas y las renovadas presiones cambiarias, este viernes vencen US$ 718 millones con el Fondo y el lunes siguiente, otros US$ 366 millones. Las tensiones con el organismo alimentaron en las últimas días las versiones de un postergamiento del pago, pero el ministro cree que el Banco Central aún cuenta con cierto margen para cumplir compromisos.
Más problemáticos serán los pagos del 21 y 22 de marzo, fechas en las que ya no alcanzarían los dólares contantes y sonantes para cubrir un total de US$ 2.828 millones. “Es imposible saber si se va a postergar. Si es por las reservas, el pago de febrero hasta ahora se puede afrontar rascando el fondo de la olla, ahora el de marzo, no“, reconoció un técnico del equipo económico.
La situación no deja de ser delicada: las reservas brutas perforaron el viernes el piso de US$ 39.000 millones. Si se consideran solo las de libre disponibilidad (sin contar el swap con China, el oro y los encajes bancarios), el stock bordea los US$ 2.500 millones, una cifra insuficiente para tirar hasta marzo, según una fuente oficial al tanto de las cuentas del BCRA.
Para contener la pérdida de divisas, la entidad aceleró desde noviembre el dólar. Según cálculos de Andrés Reschini, el tipo de cambio mayorista llegó la semana pasada a correr a un máximo del 3,5% mensual -casi al ritmo de la inflación- para terminar al 1,4%. El freno metido en medio de la aceleración en los precios de los alimentos coincidió con las presiones sobre el blue ($ 219) y el contado con liquidación ($ 218,8).
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