BUENOS AIRES– Con el tiempo como adversario, las negociaciones entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional se acercan inexorablemente a una “fecha limite” que pone al país contra las cuerdas.
Aunque los principales bancos de Wall Street tenían como escenario base un acuerdo que evitaría un default con el organismo multilateral, ahora se incrementan las dudas, el peso argentino se encumbra a ARS223/USD (récord en la cotización del blue chip) y el bono de referencia Global 2030 ha perdido casi 11% de su valor en lo que va del año, cotizándose sobre 30 centavos de dólar.
En un reporte publicado el 20 de enero, analistas de J.P. Morgan reconocieron que “los tristes errores de cálculo y las maquinaciones políticas han reducido nuestra convicción” de un acuerdo entre las partes. Tomando en consideración la cercanía de fecha límite del 21 de marzo para pagos de considerable cuantía, “los próximos días y semanas serán críticas,” en el derrotero de las negociaciones.
De no producirse “un replanteamiento del gobierno sobre la estrategia fiscal a seguir, Argentina caería en mora con el FMI,” comentaron los analistas Diego W. Pereira y Lucila Barbeito en el informe a clientes de once paginas. Con Argentina en mora, se prolongaría “el período de estanflación que ha sufrido el país, socavando el consumo real y con un posible nuevo episodio de inestabilidad financiera.”
Las dudas de J.P. Morgan se suman al tono más escéptico mostrado en días recientes por otras instituciones como Morgan Stanley y Bank of America. En un reporte a inversionistas publicado el 12 de enero, analistas de Morgan Stanley estimaron que un acuerdo es “aun alcanzable”, pero alertaron que Argentina podría caer en mora por un corto período de tiempo antes del 21 de marzo, a medida que las conversaciones se mantienen trabadas sobre la velocidad de la consolidación fiscal de Argentina. El 20 de enero, Bank of America también reconoció que el riesgo de una moratoria “se ha incrementado,” aunque de momento todavía prevé un acuerdo-staff para finales de marzo.
Argentina ha incumplido nueve veces pagos de su deuda soberana y adeuda USD18,800 millones al FMI en 2022. La economía de la nación se contrajo 9,9 % en 2020, y en su proyección económica regional más reciente el FMI proyecta una recuperación de 7,5 % en 2021 seguida de una expansión del 2,5% este año. Un nuevo acuerdo con el FMI reemplazará un fallido programa stand-by de tres años por USD57,000 millones aprobado en junio del 2018 y firmado por el gobierno del expresidente Mauricio Macri. La nación sudamericana debe USD45,000 millones al fondo.
Escenario de moratoria
¿Cuáles serían las implicaciones macroeconómicas de un default?, se preguntan los analistas en un reporte que ahonda en los escenarios de un posible impago. Entre las primeras consecuencias, los desembolsos de otros multilaterales frenarían, así como otras líneas de crédito comercial.
Así mismo, un escenario de incumplimiento con el FMI implicaría “una dependencia aún mayor del financiamiento del BCRA para cubrir la brecha fiscal, lo que aumentaría la presión sobre los ya altos niveles de inflación y profundizando aún más los desequilibrios financieros (por ejemplo, la brecha entre el FX oficial y el paralelo),” señalan.
En este contexto, “probablemente veríamos presiones renovadas sobre las escasas reservas netas, pero también las reservas brutas debido al retiro de depósitos en divisas y el riesgo percibido de pesificación.”
De igual manera aumentaría la probabilidad de una devaluación desordenada del tipo de cambio en el segundo semestre del año, alimentando nuevas expectativas de inflación. “En total, en un escenario sin acuerdo estimamos que la inflación se elevaría por encima del 80%, la brecha cambiaria se ampliaría por encima del 170% y habría una contracción del PBI de 2-3% en el lapso de 2 años”, comentan los analistas en el informe titulado “Tightrope walking without a harness” (Caminar sobre la cuerda floja sin arnés, en español).
Menguadas Reservas
De acuerdo con J.P. Morgan para lo que resta de enero y febrero, Argentina enfrenta pagos de deuda por USD1,600 millones, de los cuales USD1,100 millones son adeudados al FMI. El 28 de enero se vencen USD722 millones, seguido de intereses por USD371 millones en febrero.
“En este contexto, nuestro escenario base prevé una disminución de las reservas netas a USD600 millones a fines de febrero,” advierten los analistas.
Las reservas netas proyectadas estarán por debajo de los USD3,200 millones que vencen en servicios de deuda en marzo (de los cuales USD2,800 millones son pagos de capital al FMI a fines de marzo). “Según nuestras estimaciones, para fines del próximo mes Argentina tendrá un stock de reserva neto insuficiente para seguir sirviendo la deuda con el FMI.”
Los analistas del banco se plantean qué pasa si Argentina no cumple con el pago de marzo. En ese caso, el proceso administrativo dicta una serie de pasos que el directorio del FMI debe seguir si un país miembro no cumple con el pago de los intereses o del principal vencido. Lo más relevante es que al país no se le permite ningún uso de los recursos del Fondo hasta que se cumplan con los atrasos.
“Es decir, el FMI no puede refinanciar los atrasos. En nuestra opinión, esta limitación es de suma relevancia en este caso”, sostiene la entidad. En caso de que Argentina incurra en mora con el FMI al no pagar la cuota de USD2,800 millones con vencimiento en marzo, la incapacidad del FMI para refinanciar las obligaciones significa que el país necesitaría una fuente de financiamiento de terceros.
En caso de que el país se demore hasta el segundo trimestre del año para tener un entendimiento con el Fondo, debería pagarle hasta USD6,700 millones (al hipotético impago de marzo habría que sumarle otros USD3,900 millones que vencen entre abril y junio).
Si el acuerdo sucediera en el tercer trimestre del año, el país se vería obligado a desembolsar USD12,000 millones. “En nuestra opinión, la necesidad de obtener fuentes financieras de terceros para liquidar la morosidad limita la ventana de oportunidad para que Argentina y el FMI extiendan las negociaciones más allá de marzo”, considera J.P. Morgan.
Préstamos de Terceros
Más allá de esto, y en un escenario en donde el país finalmente entre en mora con el FMI, los analistas Pereira y Barbeito creen que una posibilidad para liquidar los atrasos con el FMI sería recurrir a los préstamos puente ofrecidos por otras instituciones (las IFIs, como el Banco Mundial y BID), que podrían ser reembolsado tras una negociación exitosa de un nuevo programa.
“Este escenario podría estar en las cartas solo en caso de que Argentina ya haya accedido en un programa con el staff y aprobado por el Congreso en marzo, pero los pasos administrativos impiden que el board firme antes de la fecha de pago. Salvo este escenario, la falta tanto de capacidad financiera como de convicción soberana para soportar ajuste macroeconómico creíble para asegurar un acuerdo de alta calidad conspira contra la idea de que otras IFI agreguen riesgo a Argentina”, recuerda.
En cuanto a otras posibles fuentes de financiamiento, el gobierno argentino ha impulsado la idea de que los países con superávit externo reasignen DEG para beneficiar a los miembros de los países de ingresos medios. El Fondo avanza con la creación del Resilience Sustainability Trust (RST) para canalizar algunos de los USD650,000 millones en DEG emitidos en 2021 y se espera que estén en pleno funcionamiento para finales de año.
“Otra opción es negociar créditos bilaterales con los países a los que Argentina se ha vuelto cada vez más cercana, a saber, Rusia y China. Pero con activos limitados para prometer como garantía, los montos requeridos sugieren que las negociaciones tienen pocas probabilidades de salir bien”, recuerda J.P. Morgan.
Bonistas Privados
La última pregunta relevante que se hace J.P. Morgan es qué pasaría con los pagos a los bonistas privados en caso de que el país ingrese en mora con el FMI. En ese caso, consideran que el gobierno argentino aún se esforzará por mantener negociaciones con la idea de un eventual arreglo.
“Mientras dudamos de que tal estrategia resulte exitosa, si los atrasos se extienden por más de un trimestre, creemos que la administración intentará mantener un marco de negociación de buena fe,” señalan.
Sin embargo, aclaran, no es una condición necesaria. “Creemos que la estrategia sería consistente con mantener el servicio de la deuda al mercado, especialmente porque no debería resultar demasiado oneroso (la deuda en moneda extranjera del mercado al tipo de cambio oficial alcanzaría el 0,4% del PIB o USD2,700 millones sumando lo que tiene que pagar en el segundo semestre del año y 2023),” indican en el informe.
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